La ansiedad es uno de los síntomas más comunes en la práctica médica cotidiana. Afecta todas las áreas de la vida de uno, desde lo personal, lo familiar, social y académica o laboral. La ansiedad altera la concentración, no te permite enfocarte en lo importante y te genera sufrimiento.
Pero la ansiedad como tal es una emoción humana, todos la hemos padecido, en esos momentos donde tenemos incertidumbre, cuando pasamos por un problema, o si las circunstancias externas nos sobrepasan, y vivimos con estrés o preocupaciones.
Siendo la ansiedad un término bastante amplio, he querido en este artículo hablar sobre la ansiedad patológica como tal, aquella que altera nuestra cotidianidad y nos impide avanzar con tranquilidad. Voy a describir los síntomas más frecuentes. Si estos síntomas hacen parte de tu día a día, no dudes en consultar con un especialista en esta área.
Aunque estos síntomas se superponen, vamos a dividirlos académicamente en 4 grandes grupos. Afortunadamente, rara vez vemos que haya todos estos síntomas al mismo tiempo.
El primer grupo de síntomas corresponde a los síntomas emocionales. Estos se caracterizan por angustia, desesperación, miedos, temores, sensación de desasosiego, de no “hallarse”, presentimientos, ganas de correr o de gritar, pesadillas y nerviosismo.
Otro grupo son los síntomas somáticos o corporales, y se refiere a las manifestaciones físicas de la ansiedad, e incluye numerosos síntomas como dolores de cabeza, espasmos musculares, tensión corporal, insomnio, aumento o disminución del apetito, gastritis, dolores abdominales, náuseas, sudoración, temblores, cansancio, hormigueos en manos y pies, sensación de piernas pesadas, taquicardia, dificultad para respirar, dolor en el pecho, entre otras cosas.
Los síntomas de conducta ansiosa son todos aquellos comportamientos derivados directamente de la ansiedad, como inquietud motora, balanceo continuo de piernas, inquietud en manos, incapacidad de estar sentado, desespero, afanes, irritabilidad, comerse las uñas o piel de los dedos, jalarse el cabello, rascarse con frecuencia, aislamiento social, etc.
Y finalmente están los síntomas cognitivos o de pensamiento. Estos pueden referirse a preocupaciones múltiples sobre diversos aspectos de la vida cotidiana, más de lo habitual, incluso en cosas que no son tan graves. También puede ser pensar de forma constante y repetitiva sobre un problema en particular, a veces dificultando el sueño. O pueden ser pensamientos catastróficos, donde siempre se imagina los peores escenarios de todo, incluso con poca evidencia para esto.
Si padeces algunos de estos síntomas, y están generándote sufrimiento o dificultades en tu vida diaria, no dudes en consultar. En Salud Mental y Emocional contamos con especialistas que te pueden ayudar. Visita nuestra página web www.SaludMentalyEmocional.com y pide tu cita ya.
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Te deseo las más grandes bendiciones.
Guillermo Mendoza Vélez