Por: Guillermo Mendoza Vélez, MD, MSc
Uno de los temas en los que más se ha insistido en este nuevo milenio es en la asociación entre salud mental y sobrepeso u obesidad, algo que aparentemente no tenía relación. Incluso vemos ahora que en las clínicas especializadas en manejo de obesidad ya tienen psicólogos y psiquiatras de cabecera en el equipo. Y uno pensaría, ¿para qué?
Una relación muy estrecha
En primer lugar, el sobrepeso y la obesidad afectan de forma significativa, la mayoría de veces, la salud emocional del individuo. Aunque siempre abogamos por la autoaceptación, es una realidad que la persona con sobrepeso u obesidad siente afectada su autoestima, percibe que no luce como le gustaría, en ocasiones siente vergüenza, y si tiene algunas creencias arraigadas por la familia, la sociedad, los medios de comunicación y las redes sociales, puede llegar incluso a igualar el peso con el valor personal, sintiéndose menos que los demás.
En consulta, vemos muy frecuentemente personas con sobrepeso y obesidad también con problemas de depresión y ansiedad, asociados directamente al tema del peso, ni siquiera por otros factores. Y la persona suele creer que el sobrepeso es la causa de dificultades para conseguir pareja, trabajo u otras oportunidades en la vida. En ocasiones la persona puede llegar a convertir el peso en una obsesión, en casi lo único que piensa día y noche.
También hay otra forma como el sobrepeso y la obesidad afectan la salud mental. Es claro que la obesidad es un problema de salud, y de salud pública, no es una contextura o un tipo de “forma”. Es una enfermedad, que trae consecuencias muy negativas en el metabolismo, las hormonas y la salud, favoreciendo patologías como hipertensión arterial, colesterol alto, diabetes, enfermedad coronaria, problemas articulares, apneas de sueño y osteoporosis, solo para mencionar unas pocas.
Y esto afecta inevitablemente la salud mental, donde ya hay cada vez más evidencia del papel del metabolismo, las hormonas y la inflamación en la generación o empeoramiento de problemas de salud mental como los trastornos depresivos y de ansiedad. Y ya habrás adivinado, también el sobrepeso favorece la aparición de trastornos de conducta alimentaria, que abordamos en un anterior artículo.
Y lo contrario también es cierto, que los problemas de salud mental favorecen la aparición de sobrepeso y obesidad. Desde lo biológico, la ansiedad y la depresión elevan una hormona llamada cortisol, la cual desfavorece mucho el metabolismo cuando se libera de manera anormal, induciendo resistencia a la insulina, aumento de niveles de azúcar (glucosa) en la sangre y acumulación de grasa corporal, entre otras cosas.
Y en cuanto a las conductas, muchas personas con ansiedad y depresión aumentan la ingesta de alimentos como parte de sus síntomas nucleares, lo cual genera más consumo diario de calorías sin la quema adecuada, lo que aumenta de peso a la personas.
Entonces, hay una estrecha relación entre la salud mental y el sobrepeso y obesidad, la cual no podemos desconocer.
El hambre emocional
Un concepto que ha venido tomando fuerza es el de ‘hambre emocional’. Aunque no es un término usado en psiquiatría y psicología de manera oficial, cada vez se utiliza más para referirse a la ingesta excesiva de alimentos para satisfacer un estado emocional.
La persona usa la comida para manejar la ansiedad, la depresión o el estrés. Muchas veces sí siente real hambre, un apetito voraz; pero en otras ocasiones ni siquiera siente hambre, sino que la comida, en especial la no saludable, le genera ese estallido de hormonas y neurotransmisores de corto plazo que le liberan de estas emociones negativas. Es lo que inadecuadamente ahora se llama dopamina rápida o barata. La comida es la forma como se lidia con las emociones mal llamadas “negativas”.
El hambre emocional, a diferencia del hambre física, suele llegar de forma abrupta, como respuesta a un estado emocional. A veces es persistente, no se sacia con la comida, o la saciedad dura muy poco. Y típicamente es con comidas no nutritivas, como los clásicos ultraprocesados, que generan esta satisfacción de corto plazo. En ocasiones vemos que hay atracones, que es comer estos alimentos en grandes cantidades en un período de menos de 2 horas. Y muchas veces aparece la culpa luego de comer.
Pero no todo es en patrón de comidas desaforadas y desesperadas. Con frecuencia vemos que se manifiesta en forma de apetito voraz, constante, persistente. La persona come incluso la comida normal, pero de forma exagerada, siempre tiene hambre, y no necesariamente sube de peso, a veces las angustian desgastan tanto a la persona, que incluso puede bajar peso de forma anormal.
El papel de la psiquiatría y psicología en el sobrepeso y la obesidad
Con todo lo que acabamos de explicar, ya no se te hace extraño el rol de psicología y psiquiatría en el sobrepeso y la obesidad. Podemos tratar problemas de autoestima, ansiedad y depresión, que se generan por el sobrepeso, o que producen hambre emocional con el consecuente aumento de peso. Podemos ayudarte a gestionar mejor tus emociones, a aceptar tu cuerpo y cambiarlo por amor a éste y no por odio a éste. Como profesionales de salud podemos darte algunas recomendaciones en nutrición y ejercicio. Por medio de estrategias de programación o condicionamiento, podemos enseñarte estrategias para crear hábitos saludables. Y podemos ayudarte a llevar una vida más satisfactoria, enfocándote en tu vida personal, familiar, social y tus proyectos, en vez de pensar de forma obsesiva en el sobrepeso.
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Si sufres por el sobrepeso o la obesidad, y deseas trabajar en ti desde tu salud mental, para mejorar el hambre emocional, construir hábitos de vida saludable y mejorar síntomas de ansiedad o depresión, no dudes en consultarnos, los profesionales de salud mental vivimos para ayudarte.
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Guillermo Mendoza Vélez