La psicología es una disciplina de la cual tal vez se habla mucho pero que en realidad no resulta muy fácil de comprender, la mayoría de personas tienen la creencia que los psicólogos saben leer los pensamientos de los demás y que con cada movimiento se analizan y sacan conclusiones de lo que pasa con cada persona; otros piensan que la psicología hace parte del campo de la salud u otros la confunden con la filosofía.
¿Pero qué es la psicología exactamente? Podemos empezar con su definición, que sería la siguiente, “la psicología es la disciplina científica que estudia y analiza la conducta y los procesos mentales de las personas”. Aunque esta definición es a grandes rasgos lo que es la psicología, ésta nos sirve como punto de partida y nos permite comprender por qué la psicología se encuentra tan ligada a las ciencias de la salud; aquí cabe resaltar que los primeros psicólogos estaban muy vinculados con la medicina, la neurología y con el gran deseo que siempre ha existido de comprender la mente humana, no solo con el aspecto de la enfermedad, sino en procesos mentales en general.
Y si una de las ramas de la psicología está tan ligada a la psiquiatría, ¿Qué diferencias podemos encontrar con asistir a un psiquiatra o ir al psicólogo? Primero debemos tener en cuenta que la formación académica es muy distinta, los psicólogos provienen de grados universitarios en psicología y luego pueden realizar especializaciones de acuerdo con el área de su preferencia; mientras que los psiquiatras realizan una carrera universitaria en medicina para especializarse en la rama de psiquiatría, por lo tanto las habilidades y conocimientos de ambos profesionales son muy distintos. El psiquiatra tiene un enfoque biomédico del comportamiento humano y sus estados afectivos, y se centra en los aspectos fisiológicos, anatómicos y químicos del cuerpo humano; y por parte del psicólogo se hace un mayor énfasis en el contexto social, las relaciones personales y la cultura de cada individuo, aunque también se puede adoptar un enfoque que tenga en cuenta el organismo del individuo, dependiendo de la corriente psicológica que se aplique. Esto se debe a que en psicología se estudia más la interacción entre el sujeto, el entorno y la interacción del sujeto con los demás.
A lo largo de las ultimas décadas, las diferentes herramientas con las que cuenta la psicología en psicoterapia han ido mejorando y creciendo en número, lo cual al principio se planteaba como formas de abordar trastornos mentales, hoy influye también en tipos de intervención en busca del bienestar general de las personas; no solo en al ámbito de la salud, sino que puede ser adaptada a todos los patrones de conducta capaces de aportar mayor bienestar en general.
Por lo general existe un desconocimiento sobre la psicología y los distintos tipos de psicoterapia. Así, cuando las personas deciden acudir a terapia psicológica, se encuentran con las distintas categorías profesionales, terapeuta psicoanalítico, terapeuta cognitivo-conductual, terapeuta sistémico, y entonces se preguntan ¿qué es esto y que diferencia tiene la una de la otra?
Para comprenderlo, es importante nombrar que en la psicología existen distintas perspectivas teóricas y prácticas; de las cuales hoy nombraremos las que son más conocidas y aplicadas para el tratamiento psicológico.
Primero, veremos la terapia psicoanalítica. Esta tiene su origen en el modelo teórico propuesto por Sigmund Freud, padre del psicoanálisis. Su teoría explica el comportamiento de los seres humanos y se basa en el análisis de los conflictos inconscientes que se originan desde la niñez. Para entender los pensamientos disfuncionales, el psicoanálisis pone énfasis en los impulsos instintivos que son reprimidos por la conciencia y permanecen en el inconsciente afectando el sujeto. El psicoanálisis se encarga de hacer aflorar los conflictos inconscientes a través de la interpretación de los sueños, los actos fallidos y la asociación libre, esta ultima teniendo que ver con la “catarsis emocional” y es la técnica donde se pretende que la persona exprese en cada una de las sesiones psicoterapéuticas, todas sus emociones, ideas, pensamientos sin reprimirlas. Una vez expresado, el psicoanalista debe determinar que factores dentro de las manifestaciones reflejan un conflicto inconsciente.
La terapia psicodinámica se deriva del psicoanálisis, por medio de la focalización de la intervención en ciertos conflictos destacados en la condición actual del individuo. Los objetivos de cada sesión se centran en ayudar a la persona a obtener su “insight” (visión) sobre sus motivos y conflictos ocultos.
La terapia cognitivo-conductual combina distintos métodos derivados de la terapia cognitiva y de la terapia conductual, es decir, que esta terapia consiste en una serie de técnicas que se centran en enseñar al individuo una serie de habilidades para afrontar mejor las diferentes situaciones que se presenten como desafiantes. Se basa en que lo que pensamos sobre las diferentes situaciones afecta nuestra manera de sentirnos y de comportarnos, por ejemplo, si interpretamos una situación de manera negativa, experimentamos emociones negativas como resultado a nuestra interpretación, y provocará que actuemos de una manera poco adaptativa. En esta terapia se trabaja de la mano con el terapeuta para identificar y cambiar patrones de pensamiento disfuncionales y para identificar la raíz del problema; el terapeuta realizará un análisis funcional de la conducta, logrando identificar factores responsables de la producción o mantenimiento de los comportamientos o pensamientos desadaptativos y la relación de contingencia que se establece entre estos. Actualmente se considera que la terapia cognitivo-conductual es el único tipo de psicoterapia cuyos resultados han sido validados a través del método científico; con esto se entiende que su eficacia cuenta con el aval de observaciones empíricas en las que muchos grupos de pacientes que han pasado por este tratamiento han mejorado significativamente.
La terapia sistémica tiene en cuenta la representación de la realidad vista desde una perspectiva holística e integradora, donde lo importante son las relaciones y los componentes que a partir de ella surgen. En cada sesión tiene gran importancia la relación y comunicación en cualquier grupo que interaccione y que afecte al individuo (entendido como un sistema).
Existen otras formas de terapia psicológica que han surgido recientemente, y otras que han ido evolucionando desde las nombradas anteriormente. Algunas de ellas son: la terapia narrativa, la terapia de aceptación y compromiso, la terapia cognitivo social, la terapia hipnótica, etc.
Un modelo de psicoterapia que ha tenido un gran auge en la actualidad y ha generado un gran interés en la parte científica es la terapia mindfulness. Esta recoge conceptos de la filosofía budista y de la terapia de aceptación y compromiso, ubicándose dentro de lo que se conoce como la tercera generación de terapias en psicología. El objetivo de ésta es que el individuo adquiera un estado de conciencia y calma que le ayude a autorregular su comportamiento y a conocerse mejor; de igual manera, busca dotar a las personas con un método que les ayude a gestionar las emociones, comportamientos y pensamientos.
El hacer un barrido por los diferentes tipos de terapia psicológica nos ayudará a comprender un poco más la intencionalidad de nuestro tratamiento y lo transversal que es para toda nuestra vida.
La terapia psicológica produce cambios en el estado emocional, en el sistema de creencias y en el comportamiento del individuo; por esto, no es extraño que estos cambios también se produzcan a nivel cerebral. Pero, ¿cómo se logra corroborar la efectividad de esta, o los cambios que se puedan producir a nivel cerebral? En la actualidad, con la llegada de estudios de neuroimagen, que estudian los cambios cerebrales que se producen como consecuencia de una terapia psicológica, es posible que se logre identificar aquellos tratamientos psicológicos que resultan más efectivos para un determinado trastorno.
El cerebro, al ser un órgano plástico, se va moldeando como consecuencia de las experiencias que tiene el sujeto, y responde al tratamiento psicológico mediante cambios en su estructura y en sus funciones. Barsaglini (2014), llevó a cabo una revisión de las principales investigaciones que han analizado los efectos de la terapia psicológica en pacientes con trastornos mentales; en esta revisión, observaron que el trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por un hipermetabolismo de distintas áreas del cerebro, entre ellas el núcleo caudado, y apuntan que los tratamientos cognitivo-conductuales en psicoterapia producen una “normalización” de los niveles metabólicos del núcleo caudado y que esta “normalización” va acompañada de una mejoría en la sintomatología. Por otro lado, pacientes con fobias específicas experimentan una reducción en la actividad del sistema límbico, implicado en la respuesta de miedo, como consecuencia de haber participado en la terapia cognitivo conductual.
Las personas acuden a terapia psicológica por distintos motivos, pero no es fácil tomar la decisión de asistir a la consulta con un terapeuta, ya que desafortunadamente aún existen prejuicios respecto a esta práctica, sobre todo por falsas creencias que se tienen de la psicoterapia. Muchos piensan que ir al psicólogo es sinónimo de debilidad, olvidando que el ir a terapia les ayuda a ser una persona más fuerte emocionalmente, y aporta herramientas para una mejor adaptación a las situaciones complejas que pueden aparecer en nuestro diario vivir. Por lo tanto, acudir al psicólogo es un acto de valentía y amor propio, en el cual a través de cada sesión lograrás mejorar tu bienestar emocional, adquirir herramientas para el manejo de los conflictos, podrás identificar creencias instauradas, lograrás conocerte mejor, mejorar tus habilidades comunicativas, gestionar de forma asertiva tus emociones, mejorar tu relación de pareja y con tu familia, maximizar el potencial de tus habilidades, diagnosticar e intervenir en la superación de diferentes trastornos mentales, etc.
Y tal vez te preguntas cómo sé que debo ir al psicólogo. Hoy te nombramos algunas señales que pueden ser indicadores de que debas asistir al psicólogo: tus amigos y familiares ya están cansados de escucharte, nada de los que haces parece estar bien, tus conocidos manifiestan que están preocupados por tu salud mental y emocional, no dejas de pensar en lo negativo, sientes impulsos de agresividad que no puedes controlar, piensas que todo el mundo está en tu contra, tienes malos hábitos de sueño y/o de alimentación, no disfrutas ninguna de las cosas que antes solías disfrutar, tienes pensamientos repetitivos, anticipatorios, o catastróficos, o estás empezando a abusar de sustancias para aliviar estos síntomas que te generan malestar.
A través de lo que hemos visto hasta ahora, podemos derrumbar mitos que tal vez teníamos por desconocimiento o porque alguien lo compartió con nosotros, como el pensar que el leer libros de autoayuda es como ir a terapia, que la terapia es solo para personas con trastornos, “eso es solo para locos” o que simplemente es pagar para que alguien nos escuche; estas ideas simplistas nos pueden llevar a ser muy infelices durante meses o incluso años, podemos estar perjudicando no solo nuestra salud mental y emocional, sino también puede haber afectaciones en nuestra salud física, incluso llegando a afectar a aquellos que te rodean.
Si notas que estás pasando por una mala época o hay algún aspecto en tu vida que te gustaría mejorar y está relacionado con la gestión que le das a tus emociones o con tus patrones de comportamiento, te invitamos a ponerte en contacto con nuestro equipo de profesionales, en Salud Mental y Emocional estamos para acompañarte en este proceso tal vital.
Psicóloga: Pilar Andrea Salazar Gómez