Por: Guillermo Mendoza Vélez, MD, MSc
¿Te da absoluto terror volar en avión? ¿Te aterra cuando tu familia te pide o incluso te exige que vayan de viaje?
La fobia a volar es una de las condiciones clínicas más frecuentes en la práctica de psicología y psiquiatría. Está enmarcado dentro del diagnóstico de las ‘fobias específicas’, en el apartado de los Trastornos de Ansiedad, y se caracterizan, según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales 5ª edición) por:
- Miedo o ansiedad intensa a algo en específico (un objeto, un animal, una situación, etc.).
- Este objeto, animal o situación se evita, o se resiste activamente produciendo una ansiedad inmediata e intensa.
- Este miedo o ansiedad es desproporcionado al peligro real que plantea este objeto, animal o situación.
En el caso a la fobia a volar, la situación temida es, por supuesto, volar en avión. Este miedo es persistente, no solo en una ocasión, y suele ser repetitivo al cabo de meses. En algunas circunstancias, tiende a empeorar. Y en ocasiones, en casos más graves, afecta la calidad de vida, dificulta los planes familiares e incluso la persona puede perder oportunidades de trabajo que le exijan volar, solo por este intenso temor.
¿Cómo se siente la fobia a volar?
Imagínate que tu familia te dice que están programando un paseo a otra ciudad o a otro país, y los ves muy emocionados con esto. O imagina que en tu trabajo te comentan que es necesario que asistas a una capacitación o una reunión muy importante en un lugar fuera de tu ciudad o país. ¿Qué sientes? Si no tienes fobia, te emocionas. Pero si tienes fobia a volar, esto se convierte en un tormento.
Una vez sepas la noticia, sientes angustia, a veces indescriptible.
Racionalmente sabes que el avión no va a caerse, que las estadísticas muestran que la probabilidad de un accidente aéreo es tan ínfima, que no vale la pena siquiera pensar en eso. La primera reacción que tienes, sin embargo, es tratar de persuadir a tu familia o a tus jefes de evitar este viaje. Planteas todo tipo de argumentos en contra. A tu familia le dices que es mejor ahorrar dinero, que es más agradable viajar en auto o que ese país o ciudad no es la gran cosa para conocer. En tu trabajo comentas que con la tecnología actual se puede hacer todo esto por Internet, para ahorrar costos y tiempo.
Pero ninguno escucha tus argumentos, y el viaje es un hecho. A medida que se acerca el fatídico día, tu mente cada vez está más acelerada, se te vienen todo tipo de ideas negativas a la cabeza. No quieres ser parte de eso. No logras dormir bien. Y la noche anterior, quizá la pasas en vela. La mente no se puede quitar la idea de que el avión se va a caer.
Y ya en el vuelo, sientes intensa ansiedad. Cuando estás en el aire, te da una gran angustia, no puedes escapar, y las turbulencias son una real tortura. Cualquier pequeño movimiento del avión te hace pensar que ya se caerá, a pesar de saber que la inmensa mayoría de accidentes aéreos ocurren en el ascenso y en el descenso, no estando en el aire. Es más, cuando anuncian que ya inicia el descenso, empiezas a descansar. Durante el vuelo no te concentras en lecturas, en conversaciones ni en entretenimiento; y si es un viaje largo, no logras dormir. Viajar es realmente una experiencia aterradora. Algunas personas, incluso, tienen ataques de pánico durante el vuelo.
Y cuando te bajas del avión, sientes que te vuelve la vida, pero siempre angustiado por el viaje de vuelta. A veces ni logras disfrutar el paseo o no te concentras en la reunión de trabajo pensando en el vuelo de vuelta.
Algunas herramientas para manejar la situación
Las fobias específicas son problemas de salud muy complejos, pero hay algunos tips que puedes usar para reducir un poco este miedo:
- Siempre ten presente que esto es una fobia, no hay razones lógicas para temer a un vuelo; ten en cuenta las estadísticas y la muy baja probabilidad de accidentes aéreos en los vuelos comerciales. De esa forma, es más fácil cuestionar los pensamientos.
- Estrategias de distracción, procura ocuparte mucho los días previos al viaje. Y durante el vuelo, habla con personas, trata de hacer actividades que te generen un esfuerzo mental como hacer cosas de trabajo, escribir o leer.
- Siempre ten en cuenta los objetivos del viaje, por qué estás allí. Piensa en lo placentero del tiempo de familia, en la emoción que viven ellos. O si es de trabajo, piensa lo favorable que este viaje será para tu oficio o carrera.
- A algunas personas les ayuda observar a las auxiliares de vuelo. En condiciones normales nadie quiere morir, y ellas tampoco. Ellas más que nadie sabrían si hay algo mal con el vuelo. Si hay turbulencias o el avión se mueve drásticamente, mira de inmediato a la auxiliar, y verás un rostro apacible, tranquilo, tomando su lugar; si de verdad el avión fuera a caerse te podría jurar que ellas serían las primeras en entrar en angustia.
- Si puedes escoger el asiento, evita algunos que son de más alto impacto emocional, como los asientos de atrás, en los cuales podrás sentir más fuertemente las turbulencias. Y evita al máximo estar en las sillas al lado de las salidas de emergencia; no es que haya problema realmente, pero tu mente, aparte de la angustia del vuelo, pensará mucho en si podrías reaccionar ante una emergencia, que la vida de los demás depende de ti, etc., y es una ansiedad adicional innecesaria; si te toca un asiento de estos, pide a la auxiliar el cambio de asiento debido a ansiedad, ellas entienden pues les ocurre todo el tiempo.
- Practica con regularidad ejercicio físico, técnicas de relajación y pasatiempos. Y sé un poco más intenso los días previos al viaje, para que tu mente esté en un estado más relajado, y sea más fácil manejar el miedo a volar.
¿Existe tratamiento por psiquiatría o psicología?
Por supuesto. Si los síntomas generan una gravedad tal que afecten la vida personal, familiar, de pareja, social, académica o laboral, es mejor buscar ayuda, ya que la ansiedad produce importante grado de sufrimiento, te hace perder oportunidades laborales, académicas o de tiempos familiares, o incluso puedes tener el sueño de viajar y conocer muchos sitios, pero la fobia no te deja.
En esos casos, es mejor solicitar ayuda. Por parte de psicología contamos con la terapia cognitivo-conductual, donde se te enseñan patrones de pensamiento y conducta que poco a poco te reducen la sensibilidad a la situación de volar. Se te enseña también a controlar los pensamientos catastróficos a través de distintas técnicas que detienen estas ideas pesimistas y trágicas. Y adicionalmente, se te enseñan herramientas especializadas de relajación para manejar los síntomas ansiosos como tal.
Y por parte de psiquiatría, hay diversos tratamientos, incluso farmacológicos, que te pueden ayudar, y son medicinas seguras que no producen dependencia ni estados de somnolencia excesiva. Algunos de estos medicamentos son solo de uso durante el vuelo, calmantes suaves que ayudan a que estés con más tranquilidad durante tu viaje. Pero si la fobia a volar es una manifestación más de un trastorno de ansiedad más complejo y persistente, es necesario un tratamiento a más largo plazo.
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Guillermo Mendoza Vélez
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